El Balcón

Abril, te veo acercarte al balcón. Avanzas despacio como si tu cuerpo fuera un lastre que a duras penas arrastras. Una vez que llegas, miras hacia abajo y te preguntas cómo sería la caída, qué tan larga, qué tan dolorosa y cuánto tardarías en morirte. Eso no te asusta, tu única preocupación es que el balcón no esté lo suficientemente alto y sobrevivieras. Te quedas ahí, pasmada, con esa tristeza que gobierna tu cuerpo desde hace tiempo, ese dolor de piernas y brazos que te hace sentir torpe y frágil, demasiado frágil.

Quieres morirte porque sabes que eres un fracaso. Frente al espejo no ves a la mujer fuerte e independiente que aseguraste que serías, que tanto luchaste para ser. No, claro que no la ves a ella; sólo ves a una mujer que depende económicamente de un esposo al que no merece porque es un desastre, una estúpida incapaz de controlar sus ataques de ansiedad, su mal carácter, sus emociones.

¡Es horrible vivir contigo, Abril! Nadie mejor que tú lo sabe, por eso quieres lanzarte del balcón y acabar con todo. Te sientes sola y no tienes nada. ¡No tienes nada! Él lo sabe y por eso ahora te ignora. Tal vez es una especie de lección para que por fin aprendas a valorarlo y también a comportarte. Y tú, Abril, que creías que tenías un sueño, un hogar, una vida diferente.

¡Ay, Abril, querida Abril! Te preguntas cómo sería tu vida si hubieras empezado por amarte a ti misma, por creer en ti, por no abandonar tus metas. Ese es el reclamo que te haces en la mañanas de frustración, cuando te sabes incapaz de lograr las cosas, de verte bonita, de sentirte bien contigo misma.

FRACASO es la palabra que te define. Si llegas a dudarlo, siempre hay hombres a tu alrededor que se encargan de recordártelo. Nada de lo que hagas cambiará los juicios ni la opinión que se han formado de ti, sobre todo él, que te dejó sola en medio de una tormenta (vamos, Abril, quién te manda a ser tan inestable y dramática, nadie te va a soportar así, NADIE). Fracaso es lo que respiras, bebes y comes. Fracaso es lo que hay en cada paso que das. Al parecer nada de lo que haces es suficiente para quienes quieres y ya te creíste todas las críticas que recibes.

Ay, Abril. Ahora estás aquí, frente al balcón, con tu ansiedad, depresión y tu mal carácter, con todos tus defectos, reproches y veinte mil millones de errores, con tu falta de amor a ti misma y las manos vacías, con el dolor de no haber cumplido las metas de aquella mujer rebelde que alguna vez fuiste…

¿Cómo sería la caída? Piensas en el viento en tu cara, tu cuerpo ligero, en ese único vuelo que significaría el fin que tanto anhelas, la libertad que ya no tienes… pero justo en ese momento ves las flores de la jacaranda que se está cubriendo de violeta y te das cuenta de lo afortunada que eres por estar viva y poder verla. Entonces te alejas del balcón y optas por la vida. Mañana será otro día y quizá busques verte en otro espejo, donde tu luz sí se refleje…

Florece la Jacaranda

~ por Naraluna en marzo 19, 2020.

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