Un viaje al pasado y una noche de choques…

Una tarde llegamos al Condado de Westmoreland, Pennsylvania. Fuimos a Historic Hanna’s Town para viajar en el tiempo por unas horas: ese fin de semana había una feria de los años 1773 al 1786 (la época del fin de la colonia en Estados Unidos).

Lo primero que me llamó la atención fue ver tanto verde a mi alrededor. No había nada más: ni edificios, centros comerciales, casas. Nada que me hiciera pensar en la época actual (excepto por los coches estacionados, claro está).

Hanna’s Town Westmoreland Pennsylvania

Hanna’s Town se fundó en 1773 y fue la primera sede del gobierno del Condado de Westmoreland. Aquí se celebraron los primeros tribunales ingleses del oeste de las Montañas de Allegheny; sin embargo, al final de la Guerra de Independencia, este pueblo fue atacado y quemado. Hoy en día es un parque histórico que nos muestra un poco como era la vida en aquella época. Para hacer esto, reconstruyeron la Cantina, tres casas hechas de troncos y un fuerte de la Guerra de Independencia.

Llegamos justo en el momento de la recreación de una batalla. Me tapé los oídos cuando me di cuenta de que iba a haber disparos. Tanto los miembros del ejército como los nativos americanos estaban armados con rifles. Hubo algunos «muertos» y mucho humo.

Pudimos ver cómo se eran los vestidos que se usaban en aquellos días y los instrumentos que usaban las mujeres para coser, bordar, tejer. ¡Me encantaría aprender a usar los telares!

Caminamos un poco más y encontramos la cantina. Este lugar fue la primera sede del Tribunal de este condado y fue destruida en 1782. Mientra el guía nos explicaba como era la vida aquí, yo no dejaba de dar gracias por tener un lugar donde dormir segura y sin frío, sin carencias. Aquí, cuando no había camas, dormían en el piso, donde se pudiera. Las camas se compartían, las personas tenían que dormir con sus pertenencias (muchas veces como almohadas) para evitar que se las robaran. En fin, varios detalles más que sólo demuestran lo que ya sabemos: las guerras son duras, se sufre mucho y nadie gana en realidad.

La feria comenzó en la mañana y nosotros llegamos en la tarde, cuando ya no faltaba poco para que cerrara. Nos perdimos los talleres, por ejemplo el de costura. Sin embargo, pudimos ver cómo era el lugar dónde atendían a los heridos, visitar el fuerte, platicar con varias personas que nos contaron sobre esta época y sobre sus experiencias representando sus personajes. ¡Viajan a varios lugares del mundo con esta feria! Además pudimos escuchar la música de las gaitas, música tradicional irlandesa que tocó la banda llamada Gallowglass.

Me encontré este video del grupo y de la feria ese día: Gallowglass band en Hanna’s Town

Regresamos al 2019 y nos esperaba una noche interesante en Westmoreland. Como parte de la Feria de Westmoreland había un evento: The Summer Demo Derby. Hay muchas cosas en este mundo de las que yo no tengo ni idea, este evento era una de ellas. ¡Es un espectáculo que consiste en que un chocar automóviles y el ganador es el dueño del automóvil que, al final, siga funcionando!

Después de un paseo por el final de la época colonial de los Estados Unidos, ahora viviríamos una noche escandalosa, una noche de automóviles estrellándose deliberadamente unos contra otros. Algo así como los coches chocones de la feria a los que me encantaba subirme en la infancia, pero en este caso se trata de automóviles reales y en situaciones peligrosas.

Lo primero que tuve que hacer fue asimilar que eso existía y después sacudirme el miedo de que me tocara ver un horrible accidente, pues a veces ocurren. Hay ambulancias y médicos en la zona, listos para reaccionar de inmediato ante cualquier percance. Mi único deseo era que nadie, nadie saliera lastimado.

Dos cosas llamaron mi atención: 1) el evento inició con niños en sus cochecitos. ¡Niños felices más que listos para chocar! 2) El público tan entusiasmado, tan lleno de adrenalina. ¡Cuánta emoción por ver a los automóviles destruirse!

Niños listos para chocar sus cochecitos. Westmoreland Fair Summer Demo Derby

El espectáculo de los niños fue hasta cierto punto inofensivo. A mí me preocupó un poco que pudieran lastimarse el cuello o la espalda, pero todo salió bien. Duró poco. Una vez que hubo un ganador, vino lo bueno con los adultos. Empezaron con los coches pequeños, después seguirían los más grandes. No hubo accidentes fuertes ni heridos en este evento, lo cual sigo agradeciendo mientras escribo. Además del escándalo de los autos estrellándose todos contra todos, se escuchaban los gritos y las porras. Fue toda una experiencia vivir este momento tan ajeno a mi forma de ser, a mi cultura, a mis ideas. Una vez que logré adaptarme, dejar de temer y/o escandalizarme, me atrevo a decir que lo disfruté (hasta tuve mi coche favorito, el cual quedó en segundo lugar).

Quizá lo que me pareció atractivo fue la determinación de los conductores, la férrea decisión de no dar marcha atrás para poder ganar, sin importar el golpe que vendría pronto, la posibilidad de que el coche dejara de funcionar o mucho peor, de lastimarse. Esa voluntad de luchar hasta el último momento sin mirar atrás.

¡Qué noche! No creo que repetiría la experiencia, pero sí sentí la adrenalina invadirme mientras esperaba que ganara mi coche favorito. Terminé exhausta pero también satisfecha y lista para la siguiente aventura.

~ por Naraluna en agosto 17, 2019.

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