Roadtrip y una Navidad en Phoenix Arizona. 5.Museo de Arte en Phoenix.
Lo primero que hicimos al llegar a Phoenix fue dormir sin presión de tiempo, sin horario para despertarnos en la mañana. En cuanto me levanté salí a correr y sentí mucho alivio al moverme después de tantas horas en el coche. Nos quedamos en casa descansando ese día. Mi amiga nos preparó una comida deliciosa.
Al día siguiente fuimos al centro de Phoenix. Queríamos patinar en hielo en la pista navideña pero a esa hora estaba cerrada. Se nos ocurrió visitar el Museo de Arte, sólo teníamos que caminar unas cuantas cuadras. Fue un poco pesado porque hacía mucho calor. Me sentía como en verano en la Ciudad de México.



El museo está bastante grande. A la entrada estaba la exposición de Carlos Amorales, Black Cloud (Nube Negra), la cual consiste en 25,000 polillas y mariposas en papel negro en las paredes, parecía como si estuvieran descansando ahí antes de continuar su viaje.
Phoenix Art Museum Black Cloud by Carlos Amorales Phoenix Art Museum
El museo parece un laberinto. Subíamos por escaleras y bajábamos por el elevador (¿o viceversa?) y ocasionalmente perdíamos el rumbo, sobre todo nos costó trabajo encontrar la salida al final de la visita; sin embargo, valió la pena.
Me gustó mucho Lamentación de Pietr Jansz. Un óleo que fue pintado en el S. XVI.

Pero mi favorita fue la exposición temporal de Ragnar Kjartansson, artista islandés que dibuja, pinta, hace instalaciones de video y performances. Había una sala con sus pinturas y otra con una instalación de video llamada The Visitors (Los Visitantes). Las pinturas me gustaron mucho pero The Visitors me conquistó. En varias pantallas se ve a diferentes músicos tocando (en su mayoría solos) en diferentes habitaciones en Rokeby Farm. Cada uno por su lado tocando la misma melodía, complementándose. Me inspiró una enorme nostalgia, una soledad muy dolorosa y también un gran amor. Me quedé absorta mirando las diferentes pantallas dejando que la música me hablara (aunque no entendiera el idioma, el sentimiento era claro para mí). Lloré fascinada con esta obra de arte nada común para mí. Me quedé con ganas de verla con más calma y menos gente. Para mi fortuna, encontré un video en internet. El sonido no es el mejor, pero al menos me ofrece la oportunidad de volver a ver esta maravilla. Esta fue mi parte favorita del museo.
Ragnar Kartjansson Rajnar Kartjansson
The Visitors de Rajnar Kartjansson
The Visitors de Rajnar Kartjansson
The Visitors de Rajnar Kartjansson
The Visitors de Rajnar Kartjansson
The Visitors de Rajnar Kartjansson
Otra exhibición impresionante fue Tú Que Estás Siendo Obliterado por una Multitud de Luciérnagas Danzantes en El Cuarto Infinito de Espejos de Kayoi Kusama. Hay que entrar a una sala de espejos completamente oscura y con luces de colores muy pequeñas. Avanzar me dio un poco de miedo, sentí un hueco en el estómago, no podía ver mis pies ni qué camino tomar, ni qué había frente a mí. Una vez superada esa sensación de incertidumbre, avanzar fue increíble. En el espejo podía verse mi silueta rodeada de luces. Necesité entrar una segunda vez para absorberlo todo. ¡Fue genial!

Hay una gran cantidad de obras que vale la pena ver. Hay que ir sin prisa. La visita nos tomó por lo menos un par de horas. Les comparto las fotografías de algunas de las obras que más me gustaron.





Salimos contentos de este museo y nos fuimos a comer hamburguesas en In-N-Out, aunque todavía no era la hora de la comida, pues en Estados Unidos acostumbran comer alrededor de las 5/6 de la tarde, nosotros ya teníamos mucha hambre y necesitábamos comer algo antes de continuar nuestro camino.
