Porqué Me Gusta Viajar en Coche

Cuando hablo de nuestros viajes en coche,  me miran con sorpresa.  Muchas personas los consideran fatigosos y aburridos. Les sorprende que mi familia y yo los disfrutemos tanto.

No digo que sea fácil hacer un viaje largo en coche, sobre todo es un buen reto para quien maneja; sin embargo, vale la pena el esfuerzo.  Eso sí, aburrido no es.  Nos encanta pasar horas mirando a nuestro alrededor, admirando la belleza de las carreteras en México.  Además, algunas veces en nuestro camino nos hemos encontrado con sorpresas como lugares hermosos que no teníamos contemplado visitar (como Valladolid en Yucatán)  y pequeños restaurantes desconocidos para el resto del mundo, pero muy ricos para desayunar comer o cenar; como es el caso del pequeño restaurante que nos encontramos esta vez en la carretera de San Luis Potosí hacia Hidalgo, donde comí unos chilaquiles con una salsa de chiles combinados (entre ellos, chile de árbol y morita).  Les pedimos que nos vendieran esa salsa y,  sólo de acordarme ya quiero regresar por más.

El viaje que hicimos ahora no fue tan largo como cuando nos fuimos a Phoenix, Arizona o a Cancún; sin embargo, no fue un viaje corto.  Nos tomó alrededor de 8 horas llegar a Xilitla, San Luis Potosí donde visitamos Las Pozas de Edward James, aunque antes paramos en Jalpan (en la Sierra Gorda de Querétaro) para comer y visitar una Misión. Después fue alrededor de una hora y media de camino para llegar al Sótano de las Golondrinas en Aquismón, San Luis Potosí y de Xilitla a Real del Monte, en Hidalgo, hicimos más de siete horas.

Recorrimos parte de la Sierra Gorda en coche. Yo no había estado por ahí antes y quedé maravillada con la vista. Salimos de la Ciudad de México en la mañana, alrededor de las ocho y nos tocó un buen clima, además no había tráfico. No tengo fotos de la primera parte de este recorrido porque yo iba al volante. Manejar en esa zona fue sensacional pero también espeluznante.  Es un camino sinuoso, donde termina una curva comienza otra y algunas son muy cerradas. Yo tenía poca experiencia con las curvas y fue una aventura estresante para mí. Tampoco me quejo pues fue muy emocionante subir, atravesar la montaña, superar una prueba difícil.

Una parte de la Sierra es árida, el camino era color ocre excepto por los saguaros que tanto me gustan. Me vino a la mente Sonora y también Arizona. Lo interesante es que justo después de una curva larga, la Sierra deja de ser árida y las montañas están cubiertas de verde. Esto se debe a que a partir de ahí, el clima en la zona es tropical.  Los árboles son enormes.  Pude relajarme cuando llegamos a Jalpan, donde comimos.  Un par de horas después ya nos fuimos a Xilitla. Esta vez viajé en el asiento del copiloto, lo cual me permitió tomar muchas fotografías de esta parte de nuestro recorrido.

El verde intenso de las montañas contrastaba con el azul tenue del cielo. Los árboles eran tan altos que parecían tocar las nubes.

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Había árboles enormes que parecían tocar las nubes.

El cielo es más soberbio en lugares tranquilos, sin edificios, alejados de la civilización.

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El cielo

Me parecía que las nubes simulaban explosiones en el cielo.

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Me parecía que las nubes simulaban explosiones en el cielo.

El atardecer ya estaba por llegar, las nubes comenzaron a teñirse de rosa.  A lo lejos la sierra se veía gris, gris violeta.  Así se ven las montañas que recorro en mis sueños; en ellos camino de un lado otro con ligereza, sin cansancio y me quedo maravillada ante tanta belleza. Siento mucha desesperación por tomar y tomar fotos para que no se me olvide lo que veo, como si supiera que al despertar se esfumará todo.  Me estremeció estar tan cerca de lugares que sólo he visto con los ojos cerrados.

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A lo lejos la sierra se veía gris, gris violeta.

Me emocioné porque ya iba a atardecer.  Bajé el vidrio de la ventana. Sonreí mientras escuchaba el silbido del viento. Tomé mi cámara y estaba lista para capturar ese momento extraordinario.

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Atardecer en carretera.

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Atardecer en Carretera

Pocas cosas me conmueven más que un atardecer, especialmente en un lugar lejos de la ciudad, en una carretera casi vacía, en un lugar recóndito. El cielo blanco y rosa.  El ocaso  estaba en mi piel, invadía mis sentidos.  La niebla también teñida cubría la cima de la montaña y daba la impresión de ser fumarola que emergía de un volcán…

Los atardeceres son efímeros pero los llevo tatuados en la memoria. Quería inmortalizar este con la cámara para regalarlo a quien los ama como yo. La velocidad del coche hizo que mi deseo pareciera misión imposible, pero estaba decidida a lograrlo.

En mi foto se ve el movimiento pero también, entre los árboles, se percibe el rosa anaranjado del crepúsculo.

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Atardecer en Movimiento

Todavía tenia oportunidad para tomar otra foto: Entre la montaña y las nubes grises, se distingue un halo naranja…

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Atardecer en carretera

El cielo se cubrió de gris, unos minutos después nos envolvería la densa negrura de la noche sin luces.

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El cielo se cubrió de gris…

Para quienes amamos la naturaleza, viajar en coche en México nunca será aburrido.

Unos días después fuimos de Xilitla, San Luis Potosí a Real del Monte, Hidalgo y fue lo más impresionante de este viaje.

Vimos las montañas cubrirse de niebla.

Viajamos rodeados de árboles. Me gustaron, sobre todo,  los que estaban despeinados.

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Árboles despeinados

Cuando salió el sol, la niebla comenzó a evaporarse y pudimos ver el cielo.

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Y salió el sol…

Entonces, vi el corazón esplendente de la Madre Tierra y me llené de agradecimiento. Justo después vi la silueta de un ángel dibujada en una nube.  Felicidad es la única palabra que viene a mi mente para describir ese momento.

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Corazón de la Madre Tierra

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La silueta de un ángel

Lo más impresionante fue cuando pasamos por  una gran barranca. La vista era fabulosa (y también mi vértigo). Recorrimos esta parte del camino a menor velocidad para poder absorber su esplendor, para disfrutarlo unos segundos más.

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La Sierra

 

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La Sierra

El resto del camino me entretuve viendo el cielo.  Nunca me aburriré de viajar en coche, de pasear rodeada de naturaleza, de tener la oportunidad de gozar paisajes únicos y de conocer lugares que no siempre planeamos visitar pero que se cruzan en nuestro camino…

~ por Naraluna en enero 4, 2018.

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