Volver a Correr

En dos semanas participaré en el Medio Maratón del Día del Padre, mi primera carrera de este año (2017), la primera desde que me lesioné…

Luego de un prolongado reposo, en diciembre llegó el momento de rehabilitarme.  Mi entrenador (y también gran amigo) me dijo que comenzaríamos desde cero y que íbamos a avanzar muy lento, que necesitaba ser paciente (enorme reto para alguien tan hiperactiva como yo).  Prometí ser obediente, seguir las instrucciones al pie de la letra sin acelerarme.

Mientras mis amigos corrían, yo hacía ejercicios de piso para fortalecer mi espalda y extremidades, también nadaba despacio o caminaba en el agua.  Casi no tenía masa muscular y me sentía débil.

Mi regreso fue un poco frustrante: mis movimientos todavía estaban un poco limitados y correr no era una opción.  Ser constante y disciplinada requirió de mucha fuerza de voluntad.

Poco a poco mi espalda y abdomen se fueron fortaleciendo. Empecé a hacer ejercicio con los aparatos en el gimnasio (con muy poco peso) para recuperar la masa muscular.  A menudo me preguntaba cuánto tiempo me faltaba para volver a la normalidad.  En los momentos de desesperación me visualizaba corriendo sin dolor y tenía claro que la única manera para lograrlo era siendo paciente y disciplinada.

La recuperación no fue un proceso sencillo pero en esos meses aprendí a comunicarme con mi cuerpo, a no excederme. Uno de los errores que cometí antes de lesionarme fue no saber cuándo parar. Es difícil detenernos cuando estamos cargados de adrenalina y nos damos cuenta de nuestra capacidad para cumplir nuestros objetivos; sin embargo, a veces es necesario hacer una pausa para recuperarnos, para cargar las pilas, para llegar a donde queremos.  Aprendí también a escoger mis batallas: es imposible participar en todas con éxito.

No pude correr por casi seis meses y cuando empecé sólo debía trotar muy despacio. Tuve que modificar mi pisada.  Me costó un poco de trabajo lograrlo pero ahora ya puedo correr sin dolor. Ni siquiera las corvas me lastiman cuando hago fondos.

Poder trotar fue mi primer éxito.  A partir de ese momento mi entrenamiento ha sido cada vez más intenso.  Todavía necesito que mi espalda y abdomen estén más fuertes. Nunca me han gustado las pesas pero confieso que en esos días y ahora han hecho posible que cada día esté más cerca de la meta.

En este periodo para recuperarme he podido conocer mejor a mi cuerpo y ahora lo escucho antes de tomar cualquier decisión. Hoy tengo más claros cuales límites sí puedo romper y cuáles no.  Mi primer objetivo no era volver a participar en una carrera sino correr sin dolor.

No me gustaba trotar porque me sentía una tortuga. Mi entrenador se sorprendió cuando le dije eso. No supe qué responderle cuando me preguntó porqué me pasaba eso. Entonces mencionó que tal vez alguien me llamó así en el pasado y que ya era momento de superarlo.  Tenía razón.  Me acordé de sus palabras cuando se me aparecieron algunos recuerdos borrosos y los dejé ir.  Unos días después logré lo impensable: trotar por mucho tiempo sin desesperarme o presionarme. No sólo eso: también pude disfrutarlo.

Cuando menos lo esperé, por fin, empecé a correr.  La primera vez que pude hacerlo, sentí unas enormes ganas de llorar, llorar de alivio, de felicidad y de agradecimiento.

Regresar a los Viveros me rejuveneció.  Al sentir el viento en mi cuerpo, se liberaron mis pensamientos y por primera vez en muchos años pude escuchar con claridad la voz de los personajes de la novela que debo escribir.  Corrí con la certeza de que estaría bien y así fue. ¡Así fue!

Ya  puedo trotar y correr distancias cada vez más grandes. El día que llegué a los 14 kilómetros sin molestias ni dolor en las corvas me sentí la reina del mundo.  En esa misma semana mi entrenador me dijo que, aunque no iba a hacer mi mejor tiempo, sí podría participar en el Medio Maratón del Día del Padre.  ¡Sí puedo! ¡Sí! ¡Y vaya que estoy lista para hacerlo!

IMG_20170528_091750341

Viveros, Coyoacán Ciudad de México

Hoy, como parte de mi entrenamiento, me tocó correr 10 kilómetros. Los primeros cinco a una velocidad cómoda para mí y los cinco restantes a una velocidad más intensa, que me costara trabajo.  Me quedé sin aliento, felizmente agotada, llena de sudor y sonriendo. ¡Cómo me hacía falta correr así! ¡Necesitaba la velocidad en mi cuerpo! Lo más extraordinario fue no haber sentido ningún tipo de dolor; en cambio, me inundó una enorme sensación de bienestar. Estoy fuerte, sana y lista para lo que viene.

IMG_20170602_083501477

Lista para el medio maratón. 🙂

Este año sí cumpliré mi meta de correr un maratón, el primero. Mi cuerpo es mi aliado y nunca más volveré a ignorarlo.

Ahora corro sin dolor, con firmeza y tengo fe en mí.  Corro sin miedo, con amor y dispuesta a llegar lo más lejos posible. Escogeré mis batallas y disfrutaré cada una de ellas.

Me siento muy feliz hoy. Estoy sana y fuerte. No me rindo ni me rendiré.  Avanzo un paso a la vez siempre visualizándome en la meta.

~ por Naraluna en junio 2, 2017.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

 
A %d blogueros les gusta esto: