Feminicidio en México. ¡Ya Basta! Museo MyT

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Feminicio en México. ¡Ya Basta! Museo Memoria y Tolerancia

Feminicidio en México ¡Ya Basta! es lo que leo en la enorme fotografía frente a mí. Justo al lado hay una gran cantidad de cruces rosas tiradas en el suelo, apiladas como la montaña de cadáveres en las fotos del Holocausto. A pesar del día soleado, estoy helada.  Esas cruces representan a las mujeres desaparecidas, insepultas,  víctimas del feminicidio no sólo en México sino en el mundo. Me resulta imposible permanecer indiferente.

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Feminicidio en México. ¡Ya Basta! Museo Memoria y Tolerancia.  Plaza Juárez. Centro Histórico. CdMx

 

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Feminicidio en México. ¡Ya Basta! Museo Memoria y Tolerancia. CdMx.

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Feminicidio en México. Museo Memoria y Tolerancia.

Me dirijo a la entrada de esta exposición. Entro a una sala donde, en la pared central, hay un collage enorme con los rostros de mujeres desaparecidas en Juárez. Estas fotografías han estado pegadas en las calles de esta ciudad por décadas.  Son los rostros de mujeres jóvenes, hermosas, algunas muy sonrientes, otras haciendo gestos a la cámara. Son imágenes rasgadas por el tiempo, heridas por el viento, grafiteadas. Quién imaginaría que esas imágenes inmortalizan la ausencia, la desesperanza, el vacío.  Es un collage casi bello si no resultara tan doloroso mirarlo.

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Feminicidio en México. Mujeres desaparecidas en Cd. Juárez. Museo Memoria y Tolerancia. Plaza Juárez, Centro Histórico. CdMx

En  las otras paredes de esta misma sala hay audífonos con los cuales podemos escuchar sonidos quizá triviales como la lluvia, el ruido de los autos, el canto de algún grillo: nada del otro mundo; salvo que esos son los sonidos que acompañaban a los cuerpos de las víctimas cuando fueron encontrados.  No sé porqué, pero me pongo los audífonos y siento miedo de la lluvia que se escucha, de los autos que pasan, de los sonidos que normalmente escucho y que no significan gran cosa pero que en ese instante son los testigos de una muerte violenta.  Me envuelve una sensación de derrota e impotencia.

Avanzo. Para poder continuar, debo pasar entre unas cuerdas que cuelgan.  Apenas rozan mi piel siento que me ahogo. Debo moverlas para poder avanzar.  Mientras lo hago, se escuchan gritos, palabras ofensivas, amenazas.  Incómoda y nerviosa, quiero ir más rápido pero el malestar me lo impide. Me siento pesada, increíblemente pesada.

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Feminicidio en México. ¡Ya Basta! Museo Memoria y Tolerancia. CdMx.

Al final del pasillo me encuentro frente a un espejo de cuerpo completo y ahí, junto a mi imagen, aparecen las siguientes preguntas: «¿Amenazas? ¿Gritas? ¿Golpeas? ¿Cometes abuso sexual? ¿Hostigas? ¿Torturas? ¿Cometes abuso verbal o físico? ¿Agredes psicológicamente?». Me siento abrumada. Pienso en las personas que han sufrido eso. Me vienen a la mente las agresiones verbales que he llegado a recibir. No puedo evitar preguntarme qué sentirían si quienes han cometido alguna(s) de estas agresiones se encontrarán frente a este espejo. ¿Se atreverían a responder que sí? ¿Se sentirían incómodos? ¿Tendrían algún remordimiento?  Quizá simplemente mirarían hacia otro lado y seguirían adelante como si nada hubiera pasado.

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Feminicidio en México. ¡Ya Basta! Museo Memoria y Tolerancia CdMx

Avanzo con el estómago encogido. Me da alivio alejarme de las cuerdas, pero esa sensación no dura mucho. A mi alrededor hay libreros llenos de carpetas con la información de las desaparecidas, de los cadáveres no identificados.  Libreros y más libreros de esperanzas muertas. ¿Cuántos libreros más habrán de llenarse? ¡Cuántos más?

En las paredes hay fotos de algunas víctimas, de mujeres jóvenes abrazando la vida. Esas fotos vienen acompañadas de una historia: la de su muerte.  ¿Los culpables? El marido, el amigo, el compañero de trabajo, un familiar. La historia de terror no termina ahí: muchos de los agresores siguen libres. Junto a las fotos de estas mujeres, hay un sello rojo que dice: ¡Pendiente de justicia!   Son incontables los casos pendientes de justicia.

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Feminicidio en México. ¡Ya Basta! Museo Memoria y Tolerancia. CdMx

Leo sobre un caso en el cual la mujer agredida sobrevivió y del agresor se dijo: «si hubiera querido matarla lo hubiera hecho, tenía la fuerza para hacerlo pero si no lo hizo fue porque no quería». ¿No es relevante que la haya agredido al extremo de mandarla al hospital?  ¿Habrá que agradecer que no haya querido matarla? Siento tanta impotencia que me cuesta trabajo controlar mi cuerpo.  Quiero golpear la pared, patear el piso, vomitar.  Tengo el estómago revuelto y la náusea me impide moverme con soltura. Por unos instantes busco apoyo en la pared.

El 41% de las víctimas tienen entre 20 y 40 años. Me cuestiono, una vez más, el sistema de justicia. En algunos lugares hay códigos penales que atenúan el castigo al agresor cuando se trata de «razones de honor» como, por ejemplo,  lesiones por casos por infidelidad (entonces, ¿si la mujer es infiel se vale golpearla hasta matarla o casi matarla?). Es decir que, ¿hay ocasiones en los que la violencia es justificable, aceptable?  Esto no me cabe en la cabeza. Me indigna. No importa cuánto me esfuerce, no puedo asimilar esto.

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Feminicidio en México. ¡Ya Basta!  Museo Memoria y Tolerancia. CdMx

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Feminicidio en México. ¡Ya Basta! Museo Memoria y Tolerancia. CdMx.

Llego casi como zombi a la sala donde proyectan fotografías de las habitaciones vacías de las desaparecidas. Quiero llorar pero me contengo. Justo en ese momento entran  dos adolescentes muy alegres a tomarse fotos.  Una de ellas posa muy feliz, con una sonrisa de oreja a oreja (mientras la otra adolescente le dice lo bien que se ve, le da tips para salir mejor en la foto) junto a la desoladora imagen de la habitación de Gertrudis. Se ríen después de tomar la foto. Les preocupa más su apariencia que lo que sucede a su alrededor. Su indiferencia ante las circunstancias me lastima tanto que quiero gritarles, quiero arrancarles el celular y borrar las fotos. Permanezco en silencio, inmóvil, mirándolas divertirse en esa zona de habitaciones vacías. Entonces me hace sentido la propuesta desagradable de un fotógrafo cuyas imágenes me llenaron de indignación cuando las vi en las redes sociales. Publicó fotos editadas por él de personas jóvenes que están felices celebrando, por ejemplo, encima de los cadáveres de Auschwitz. ¡Cómo me enojé cuándo vi esas fotos! Luego leí el artículo y entendí que era su manera de protestar ante las personas insensibles que se toman fotos muy alegres en lugares donde se conmemoran eventos trágicos, sin mostrar respeto al dolor, a la tragedia que sucedió ahí.  ¡Lo critiqué tanto cuando vi esas fotos! Pero ahora, lo comprendo. ¡Ya basta de tanta indiferencia al sufrimiento ajeno (que ni siquiera debería sernos ajeno)! ¿Por qué, como humanidad, sólo nos importan las cosas cuando nos afectan a nosotros o a nuestros seres queridos? ¿Algún día seremos capaces de sentir empatía?

Como si me leyeran la mente, me encontré dos frases que se quejan de la indiferencia en las paredes de la siguiente sala. Me pesa este silencio, este silencio egoísta y también cobarde. No exageran cuando dicen que la indiferencia mata. ¿Cuántas personas más tendrán que ser víctimas de la violencia para que dejemos de ser indiferentes? ¿Cuándo va  a parar esto?

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Feminicidio en México. ¡Ya Basta! Museo Memoria y Tolerancia. CdMx.

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Feminicidio en México. ¡Ya Basta! Museo Memoria y Tolerancia. CdMx.

Sigo leyendo los mensajes en las paredes. Uno de ellos dice: «Cuando regreso a casa quiero sentirme libre, no valiente».  ¿Cuántas veces hemos caminado con miedo, mirando hacia todos lados, rogando que no nos pase nada?  Creo que varias personas nos hemos sentido así en algún momento de nuestras vidas.  ¿Llegará el día en que seamos verdaderamente libres?

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Feminicidio en México. ¡Ya Basta! Museo Memoria y Tolerancia. CdMx.

Sigo mareada. El silencio es una carga cuyo peso  ya no aguanto. Ya no puedo más. Me falta poco para llegar a la salida. Veo en una vitrina varios pares de zapatos rojos como homenaje a las desaparecidas. Veo un póster con la imagen de una balanza en equilibrio, de un lado están los hombres; y del otro, las mujeres. Ninguno es superior ni tampoco inferior al otro. Tanto hombres como mujeres somos seres humanos.  Nos necesitamos unos a otros.  Nunca podré asimilar ni entender tanta violencia.  Viene a mi mente una frase de la canción de los Fabulosos Cadillacs: ¿Qué nos pasa en el mundo?  Me repito esa pregunta una y otra vez, como si por repetirla encontrara la respuesta. ¿Qué nos pasa en el mundo?

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Feminicidio en México. ¡Ya Basta! Museo Memoria y Tolerancia. CdMx.

Para finalizar, estoy frente al mapa de mi amado país. Con hilos de colores diferentes están indicados los tipos de feminicidios en México. La República completa está marcada con estos colores que varían entre el rosa y el rojo.  Me duele el pecho. Me duele la cabeza. Me duele la vida. Quiero salir de aquí. Tengo una necesidad urgente: sacudirme el peso de este silencio. Voy a gritar y espero que mis gritos sean fuertes, mucho más fuertes que la indiferencia.

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Feminicidio en México. ¡Ya Basta! Museo Memoria y Tolerancia. CdMx.

«Necesitamos tu voz, tu palabra, tus gritos, tus sonidos, tu ruido, tu no-silencio… Machismo es tiempo y silencio, y hemos decidido no darle ni un minuto de silencio más…

Yo no me callé, mi familia ni yo nos callamos, ¿tú qué decides? »

 Irinea Buendía

Feminicidio en México. ¡Ya Basta! esa una exposición temporal del Museo Memoria y Tolerancia (Plaza Juárez, Centro Histórico). El boleto para verla tiene un costo de 30 pesos para el público en general y 15 pesos para estudiantes, profesores y adultos mayores.

 

 

 

~ por Naraluna en febrero 17, 2017.

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