Me faltan ocho libros para llegar a la meta. Parte 1.
Ya pasó la primera mitad del 2016 y julio está a punto de terminar. Comencé el año con cuatro propósitos y creo que poco a poco los voy cumpliendo. Uno de ellos fue correr medio maratón. ¡Hace dos semanas crucé esa meta y todavía me emociono al recordarlo! Otro propósito fue el de leer treinta libros en el transcurso del año. Pensando en ello, decidí hacer un recuento para ver cuántos libros me faltan para cumplir mi objetivo y también para estar más consciente de lo que he leído en estos siete meses.
Me hace muy feliz leer. La literatura me lleva a otros mundos, me enseña caminos que nunca hubiera imaginado, me guía en este mundo a veces tan de cabeza y me da las piezas para comprender mejor mi entorno y a mí misma. Gracias a la lectura no estuve sola en tiempos complicados ni sentí la desolación de ser un bicho raro. En los libros encuentro motivos, ilusiones, viajes y también amigos. He pasado varias noches en vela por no poder cerrar el libro que tengo en la mano. He llorado por varios personajes y he guardado luto por las muertes de algunos. Jamás olvidaré a mi Fernando Valle de la la inolvidable Clemencia de Ignacio Manuel Altamirano. Fue uno de mis héroes y me ayudó a lidiar con la primera parte de mi adolescencia. Le estaré siempre agradecida por eso.
Me propuse leer treinta libros este año y ya me faltan pocos para lograrlo. Hasta ahora llevo 22 libros y la mayoría han valido mucho la pena. He tenido buenos encuentros con las plumas de otros escritores. Me gustaría ser tan talentosa como ellos.
El primer libro del 2016 fue el segundo volumen de los Cuentos de Hoffmann. Tenía muchas ganas de leerlo porque me gustan mucho los cuentos de terror, de fantasmas y de sucesos sobrenaturales. Me gustan Edgar Allan Poe y HP Lovecraft. No había tenido la oportunidad de encontrarme con ETA Hoffmann y fue un buen encuentro. Mis cuentos favoritos fueron: Historia de Fantasmas, El Huésped Siniestro, Afortunado en el Juego y Datura Fastuosa. Quizá uno no se muere de miedo al leer estas historias, pero Hoffmann es bueno creando una atmósfera sombría, a veces tétrica, otras enigmática o ambas para sus cuentos, la mayoría de ellos impredecibles. Me gustó esa sensación de no saber qué esperar, de no poder adivinar el final de sus cuentos.
Una muy querida amiga mía quien fue mi maestra en la universidad, me prestó uno de sus libros favoritos: El Viaje de Teo de Catherine Clèment. Es un libro muy parecido al Mundo de Sofía de Jostein Gaarder. Sofía viaja por las diferentes corrientes filosóficas; Teo por las principales religiones en el mundo. Es una lectura muy entretenida e interesante para tener un panorama general acerca de este tema. Teo recorre el mundo con su tía en busca de una cura para la extraña enfermedad que tiene y esperan encontrarla en las diferentes religiones del mundo. A diferencia del Mundo de Sofía cuyo final me desconcertó mucho, este libro me gustó de principio a fin.
El tercer libro que leí fue un regalo de mi marido: El Huésped de Guadalupe Nettel, a quien yo no había leído nunca. No tenía idea de qué esperar con este libro y puedo afirmar que su lectura me afectó profundamente, sobre todo el destino irremediable de la protagonista y su relación con la Cosa. La tremenda descripción de los ciegos y su mundo me golpeó muy duro. Terminé de leer este libro muy angustiada y me quedé con mis miedos a la vista de todos. Fue tan impactante, que necesité escribir mis sentimientos y emociones al respecto de este libro en mi blog (http://wp.me/pRkkJ-1jw). Es un hecho que tengo que leer las otras novelas y también los cuentos de esta muy talentosa escritora mexicana.
Me escapé de la Cosa y me fui con Albert Camus. Ya llevaba tiempo queriendo leerlo, pero por una u otra cosa no lo hacía. Leí su primer libro: L’envers et l’endroit. No importa cuánto intente rebelarme, una parte de mí siempre será existencialista y las palabras de Camus me hicieron mucho sentido. «No hay amor por la vida sin desesperación por la vida». ¡Qué fuerte! Me encantó el libro y ahora tengo que leer el Extranjero.
El quinto libro que leí este año fue Bajo el Sol Jaguar de Italo Calvino y fue una delicia leerlo. Son tres cuentos estupendos, cada uno enfocado a uno de los cinco sentidos. La idea que él tenía era hacer cinco cuentos (uno sobre cada sentido) pero la vida no le alcanzó para hacerlo. El primer cuento trata del olfato; el segundo, del gusto; y, el tercero, del oído. Me gustó sobre todo el cuento que da nombre al libro porque describe a México a través de sus sabores. No pude evitar sonreír con los sabores que conocía y desear viajar para probar los sabores que me faltaban (y todavía faltan) por conocer. Fue una muy buena decisión leer algo tan exquisito, porque necesitaría tener fuerzas para el siguiente libro que me tocaría leer.
Después de varias semanas de espera, por fin pudimos comprar La Guerra No Tiene Rostro de Mujer de Svetlana Alexiévich, la ganadora del Premio Nobel. Es un libro acerca de las mujeres que combatieron con el Ejército Rojo en la Segunda Guerra Mundial. La lectura de este libro fue a veces insoportable por las intensas oleadas de dolor que me dejaron helada y con náuseas en varios capítulos. Es un gran libro pero lo que nos cuenta es tan terrible que no pude llorar ni tampoco vomitar. Me quebró tanta crueldad y me sorprendieron la fe y ganas de vivir de la mayoría de las mujeres sobrevivientes cuyos testimonios están en ese libro. Leerlo me ayudó a comprender mejor a la humanidad, a confirmar lo que pienso al respecto de los seres humanos: nos falta amar más y juzgar menos. Siempre amar más. También necesité escribir un blog sobre este libro para encontrar un poco de calma, para terminar de poner en orden mis ideas y nunca olvidar lo que aprendí con esta lectura (http://wp.me/pRkkJ-1m9).
Todavía en la línea de lecturas fuertes, escogí I Know Why the Caged Bird Sings de Maya Angelou. Es un libro autobiográfico en el cual la autora escribió sobre su infancia, sobre la violación que sufrió y cómo logro sanar y liberarse del pasado a través de la literatura. La descripción de la violación es fuerte y la historia es buena pero confieso que esperaba más. Quizá por lo que había leído acerca de esta escritora mis expectativas fueron demasiado altas.
Cayó en mis manos un libro extraordinario, una Antología de Narradores Eslovenos Contemporáneos publicada por Textos de Difusión Cultural UNAM. La traducción es de Mónica Mansour. Desde hace tiempo siento una gran inclinación por los países eslavos. Estudié un poco de checo (espero poder continuar con mis clases pronto) y ya llevo dos años estudiando polaco. Encontrarme con un libro de cuentos eslovenos me hizo feliz. La mayoría de los cuentos en esta antología son intensos, raros y con un toque de melancolía que percibí también en la antología de cuentos polacos que leí el año pasado. Es una literatura muy diferente a la que estoy acostumbrada a leer. Me quedé con ganas, muchas ganas, de leer más cuentos como estos. Mis favoritos fueron: Guitarra Eléctrica de Andrej Blatnik; Imitatio Mundi de Igor Bratož y Los Cuentos del Corazón de Feri Lainšček.
Mi novena lectura de este año fue A Room of One’s Own de Virginia Woolf. En este libro Virginia Woolf describe la posición de la mujer en el transcurso de la historia y su relación con la escritura. No sólo me pareció interesante y enriquecedora, sino también me motivó a seguir escribiendo. Me obligó a reflexionar y a preguntarme sobre el mundo que me rodea y también sobre la situación de la mujer, principalmente la mujer escritora, no sólo en la historia sino también en estos días, las primeras décadas del siglo XXI.
Después de tener un buen rato sin leer a Julio Cortázar, uno de mis escritores favoritos (y también un gran poeta) me atreví a leer La Vuelta al Día en Ochenta Mundos, Tomo 1. Es una especie de collage donde Cortázar, a su muy peculiar manera, nos comparte su manera de ver al mundo, sus ocurrencias, sus gustos. Admiro mucho a Julio Cortázar pero acepto que a veces es muy difícil de leer. Me costó un poco de trabajo leer este libro. Fue necesario detenerme en algunas páginas para comprender lo que estaba leyendo, descifrar algunos símbolos y desenredar algunas historias, pero valió la pena hacerlo. Mi cuento favorito fue De Otra Máquina Célibe. Me divertí mucho al leerlo, no pude evitar reírme varias veces y me encantaría tener en mi casa un Rayuel-O-matic.
El siguiente libro que leí fue otra recomendación de mi marido: La Muerte de un Instalador de Álvaro Enrigue. Comencé a leerlo un día tranquilo (no tenía traducciones pendientes) y no pude soltarlo. Me pasé todo el día leyendo hasta terminarlo. Es la cruda historia de un instalador mediocre llamado Sebastián Vaca y el cínico millonario Aristóteles Brummell que se convierte en su supuesto mecenas, aunque en realidad es evidente que sus intenciones no son nada buenas. Es una historia cruel y perversa, una historia de decadencia que me dejó con el estómago revuelto y la tristeza en el cuerpo; pero también una historia que me dejó el buen sabor de boca de haber leído una historia bien escrita: el mensaje llegó claro y fuerte. La crítica a la sociedad se escucha estruendosamente. ¡Qué buen libro leí!
Ese fue el onceavo libro de los veintidós que leí en este 2016. Me parece que es buen momento para terminar el blog de hoy, quedan pendientes para mi siguiente blog los otros once libros que he leído hasta ahora.
Ya sólo me faltan ocho para llegar a la meta, considerando que vamos en el mes 7, no me falta tanto. ¡Creo que sí cumpliré mi objetivo!