Pluma Rota

Rasgaste las hojas y rompiste la pluma. Tus garabatos y frases inconclusas acabaron en el bote de basura.  No hay poesía en tu batalla contra las hojas en blanco. Tampoco hay poesía en tu falta de confianza ni de valor.  Ni mucho menos la hay en tu cuaderno vacío de palabras.

Si tan sólo pudieras escribir todo lo que piensas cuando no tienes la pluma en la mano, el mundo que inventas cuando caminas por las calles, cuando viajas en el pesero, cuando te mueves de un lado a otro en la alberca, cuando los enigmas se resuelven y tú te sientes bien.

Es al momento de llegar a casa y tomar la pluma cuando todo parece esfumarse. Lo que antes te pareció brillante ahora te parece absurdo e insignificante. Una vez más te agobia esa sensación de no tener nada que decirle al mundo. No te pareces a los grandes escritores que tanto admiras y que tanto han cambiado tu vida. A veces te frustra  no poder mostrar tu mundo a los demás como lo hacen  ellos; pero, ¿cómo vas a hacerlo si en lugar de intentarlo siempre menosprecias lo que llevas dentro?

¿A quién podría importarle tu sirena desgarrada o tu luna de agua? ¿Quién te ayudaría a buscar flores para las hadas de tu jardín? ¿Quién vería tus fantasmas y seguiría contigo?

Te sientes un lugar común de ideas sin sentido y de palabras inútiles. Por eso no puedes compartir tu música con la pluma y ella se mueve sólo en círculos y líneas rectas, ambos vacíos de significado.

Miras a la hoja y te golpea el desconcierto. Estás llenas de candados. Un día los creaste para defenderte y después olvidaste como abrirlos. Te deshojas como la dalia después de la lluvia. Tus pétalos se desvanecen. Te desmoronas.

junio2016

Dalia

¿Por qué no puedes creer en tus historias?  ¿Por qué censuras a la pluma? ¿Por qué insistes en callarte?

Te duele la espalda. Te duelen las nubes que te impidieron ver la luna de fresa. Te duele la lluvia que te empapó las pantuflas, congeló tus pies y te obligó a regresar a los brazos de Morfeo. Te duelen las páginas que has desperdiciado por miedosa. ¿Cuándo dejarás de avergonzarte?  ¿Cuándo dejarás de juzgarte?

La llegada del verano te cubre de melancolía. Te sientes gris después del día más luminoso del año. Gris como las nubes que ya están listas para escupir su tormenta. Miras tu cuaderno, te enojas, gritas y después lloras. Tiras la pluma que rompiste y buscas una nueva. Ya no quieres preguntarte nada. Sólo deseas encontrar la melodía adecuada para que la pluma baile. Necesitas sus palabras para seguir respirando, para no secarte, para florecer de nuevo.

junio2016a

Antes de la lluvia

¿A quién podrían importarle tus noches sin grillos o tus arco iris sedientos? ¿Quién querría encontrarse con tus pesadillas? ¿Quién se quedaría despierto leyendo tus cuentos?  No lo sabes, tal vez muchas personas; tal vez nadie nunca.  No tendrías que preocuparte por eso. Cuando escondías tus palabras en el cajón no te importaba: escribías para ti y eras libre. ¿Por qué permitiste que eso cambiara?  Sacarlas del cajón no cambia nada, sólo te hace valiente.

Rasgaste las hojas y rompiste la pluma. Tus garabatos y frases inconclusas acabaron en el bote de basura. No hay poesía en tu batalla contra las hojas en blanco.  Sin embargo, no te levantas de tu lugar ni abandonas tu cuaderno. Tomas la pluma.  No desistes. Los necesitas para seguir adelante.  Después de los garabatos y la intensa lucha, sobrevivirán tus palabras que danzarán con la pluma y quizás en esa danza si haya poesía.

 

~ por Naraluna en junio 21, 2016.

Una respuesta to “Pluma Rota”

  1. Qué fuerte!! Me gustó mucho☺️

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