Mi Violeta
Antes de marcharme, mostrabas tus flores con orgullo. Eran tres o cuatro y todas parecían sonreírme. Bien erguida presumías esos ovalados pétalos blancos con un toque de violeta. Tus grandes hojas aterciopeladas se alzaban como acariciando las flores. Tu hermosura se percibía a distancia.
Cuando regresé ya habías perdido el orgullo y también tus flores. Tus pétalos yacían afuera de la maceta. Tus frondosas hojas cabizbajas se acostaron en la tierra demasiado húmedas y pesadas, tristes. La tierra es inundación en la que estás ahogando. Se esfumaron el blanco y el violeta. Te has quedado jorobada y adormilada.
Algunas hojas luchan por levantarse, por acercarse a la vida y alejarse de la muerte; yo te acompaño mientras tomas esa decisión tan importante.