Destino final: Pittsburgh

Como en las carreras, el ùltimo kilòmetro es el  màs cercano a la meta, el màs pesado, el màs difìcil. Asì fueron para mì las ùltimas dos horas del vuelo. Hubo un poco de turbulencia y estaba mareada.

La mùsica fue mi refugio y sucediò lo inesperado: me dormì una buena parte del vuelo. Soy insomne y casi nunca me duermo en los aviones.   Despertè cuarenta minutos antes del aterrizaje. Tenìa mucha sed, estaba ansiosa y claustrofòbica. Estaba desesperada y querìa gritar. Sòlo encontrè una manera para evitar perder el control:  contè del 100 al 0 (esto lo leì en un libro  y es parte de una tècnica para meditar).

Cerrè los ojos y me concentrè en contar. No habìa nada màs en mi mente. Me vi en paz; me vi en un castillo rodeado de naturaleza, estaba relajada y feliz. Casi me quedo dormida al llegar al cero. Abrì los ojos y ya pude controlar mi desesperaciòn.

Casi lloro de felicidad cuando el aviòn tocò tierra. ¡Ya habìa llegado a mi destino!

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Pittsburgh Airport

Ahora necesitaba recoger mi maleta. Afortunadamente mi amigo me habìa comentado que era necesario tomar un tren para llegar a la sala donde se recogìa el equipaje. Pues al salir del aviòn no habìa indicaciones al respecto. Seguì como zombi a los otros pasajeros.  Fue una pequeña estaciòn la que recorrimos en el tren.

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Pittsburgh Airport

Salì y caminè hacia la sala. Justo antes de bajar unas escaleras elèctricas vi a Fabricio, sonriendo.  Lo saludè todavìa sin poder creer que ya estaba ahì.  Me tardè tanto en reaccionar que me seguì a la escalera y cuando me d cuenta, ya no pude regresarme. Lleguè a la planta baja desorientada y nerviosa.  No sabìa como reunirme con mi amigo ni tampoco dònde encontrar la maleta. Le pedì ayuda a la persona que estaba a lado mìo. No pude expresarme bien. Entonces vi a mi amigo con Susan, su futura esposa y en quien estoy encontrando a una amiga sincera.  Me quedè pasmada, emocionada, haciendo un enorme esfuerzo por no llorar.

Despuès de dos años por fin volvìamos a vernos. Me conmoviò sentir la felicidad de ambos al verme. Fabo corriò emocionado a abrazarme; realmente necesitaba ese abrazo. Me sentì feliz. Abracè a Susan y estuve sonriendo durante el camino a su casa.  Le llamè a mi familia para avisarles que lleguè bien.

Nos tomò alrededor de una hora llegar a casa de Fabricio. Aunque ya era tarde, los tres tenìamos hambre. Fabo preparò quesadillas y Susan, margaritas.

¡Estoy en Pittsburgh!

Estaba tan contenta por este viaje, tan ansiosa por aprovechar cada minuto que me despertè a las 6:30 (5:30) en Mèxico y ya completamente recuperada del dìa anterior.  El papà de Fabricio ya estaba despierto y preparò un cafè delicioso. Comenzamos la mañana platicando. Me da mucho gusto poder pasar estos dìas con mi amigo y su famila. Tenemos la oportunidad de convivir y pasear en vìsperas del gran evento: la gran boda que me trajo aquì.

Es hermoso el cielo en Pittsburgh. El verano suele ser muy caluroso y tengo entendido que julio es el mes màs càlido del año. Este es un lugar muy tranquilo. Aquì sòlo hay alrededor de un millòn de habitantes. Lo percibo como un lugar lleno de naturaleza. Hay àrboles en todos lados y en el transcurso del dìa se escucha el trinar de los diferentes tipos de aves.

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Pittsburgh

Comenzò mi estancia en Pittsburgh con una visita a dos parques. Comenzamos en Schenley Park. Fue una mañana bien soleada y fue el lugar ideal para disfrutarla. Me gusta estar llena de naturaleza.  Fabricio y su hermano jugaban a lanzar un disco, los veìa correr de un lado a otro. Su sobrina se paseaba con su mamà. Yo platiquè un rato con los papàs de mi amigo. Susan no pudo acompañarnos porque tenìa que trabajar. Despuès me recostè cubrièndome la cara (el sol y yo no somos tan amigos y no querìa parecer un camaròn despuès). Me gusta mirar al cielo, encontrar figuras en las nubes y observar a los pàjaros en los àrboles.

Schenley Park, Pittsburgh

Schenley Park, Pittsburgh

En este lugar podrìa pasar mucho tiempo escribiendo, sentada en una banca o en el pasto. Me sentì llena de poesìa y tuve la oportunidad de escribir un poquito. Siempre llevo mi libreta conmigo.

Schenley Park, Pittsburgh

Schenley Park, Pittsburgh

Cuando nos cansamos del sol, Fabricio nos llevò a comer al Sports Grille Cranberry.

Sports Grille Cranberry, Pittsburgh

Sports Grille Cranberry, Pittsburgh

Pedì una hamburguesa con mucho tocino y acompañada de aros de cebolla. Me pareciò enorme cuando vie el plato; sin embargo, me la acabè. Soy màs tragona de lo que pensaba.

Sports Grille Cranberry, Pittsburgh

Sports Grille Cranberry, Pittsburgh

Cuando salimos del restaurante, yo estaba satisfecha y muy agradecida.

En el poco tiempo que llevo aquì, Fabricio, su familia y Susan me consienten mucho. Me siento tan bienvenida como agradecida.

De ahì fuimos a Mc Connels State Park, un inmenso parque con cascadas. Estuvimos en la zona llamada Hells Hollow. A la hora de bajarnos del coche, pude escuchar el canto del agua; su sonido me llena de magia. Como el lugar està rodeado de pinos muy altos, no se siente calor, es clima es un poco hùmedo y muy fresco. Nos adentramos en el parque camino a la cascada. Eran quince minutos de caminata para llegar.

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Hells Hollow, Pittsburgh

Aunque son muy diferentes, me recordò el viaje a Cuetzalan que hice con mi familia y nuestras largas caminatas por las diferentes cascadas que visitamos.

Siempre me siento a gusto en la naturaleza. Los àrboles, las plantas y el agua me dan vida. Podrìa quedarme sentada horas frente a la cascada escuchando su mùsica. Fue un momento de mucha paz.

Hells Hollow, Pittsburgh

Hells Hollow, Pittsburgh

Fabricio lo llamò el «recorrido lunamielero» porque estos fueron los parques donde llevò a Susan el dìa que le pidiò matrimonio a Susan.  Le declarò su amor justo frente a la magnìfica cascada de Hells Hollows.

Dormitè un ratito en el camino de regreso. Despertè justo en el momento adecuado para ver el atardecer reflejarse en los  edificios de Pittsburgh y sus puentes. No esperaba encontrarme con tanta belleza en este lugar. Pittsburgh amenaza con robarse mi corazòn.  Las ùnicas fotografìas que pude tomar en ese momento, fueron con mis ojos. Espero en estos dìas poder atrapar varios atardeceres con mi càmara.

Ya en la casa de Fabricio, me esperaba una noche tranquila en la cual pude escribir y platicar con Susan.

Dormì como angelito y despertè a las 7:00. Lo primero que vi a travès de la ventana fue un pàjaro enorme que pasò volando.  Le sonreì a la mañana y ya estoy lista para comenzar el dìa.

Mi vista al despertar Pittsburgh

Mi vista al despertar
Pittsburgh

Aquì en Pittsburgh amanece a las 6:00 y a las 7:00 ya està lleno de sol.  Atardece cerca de las 9:00 de la noche. Los dìas son largos y llenos de luz.

Asì me siento: llena de luz.  ¡Muy buenos dìas!

~ por Naraluna en julio 24, 2015.

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