De Regreso a Mi Casa
La mayor parte de las veces, para mí, escribir poesía significa arrancarme la coraza, las inhibiciones, el miedo y volverme tinta que grita, llora o baila en el papel mudo y paciente que siempre me tolera.
Al escribir poesía he sido amor o dolor, violencia desoladora o pasión desmedida, llanto innavegable o felicidad inasible. La mayor parte del tiempo he agonizado en cada verso y muerto en cada estrofa; sin embargo, al final siempre he renacido y recuperado mi voz para escribir de nuevo.
Antes de llenarme de prosa ya me había llenado de poesía. De mi pluma sólo salían versos; mis pensamientos se rimaban casi todo el tiempo…
Un día me arranqué las estrofas del cuerpo y las rimas desaparecieron. Mis sentimientos se volvieron prosa y la poeta en mí cayó en un sueño tan profundo como largo. Se me escondieron las figuras de las nubes y las estrellas dejaron de hablarme. Desde entonces he soñado con ideas que no sé cómo traducir. He buscado convertirlas en prosa y eso me bastó por algunos años. Pero comencé extrañar los versos, las rimas y los sueños que la luna me compartía. Desde entonces mi nostalgia aumenta cada día.
Con frecuencia me quedo mirando al papel e imagino el verso que saldrá de la pluma. Mis palabras se derrumban y la tinta se queda muda: dentro de mí se mueve un terremoto severo: el miedo a soltar mi voz rimada. Me siento desafinada, tal vez oxidada. Me veo como un arpa de cuerdas rotas.
Necesito cuerdas nuevas para despertar a la poeta que una vez fui y que deseo volver a ser. Ya no debo ni quiero tener miedo. Anhelo volar libre y volar siempre. Este es mi momento para armarme de nuevo, para crear unas cuerdas más grandes y resistentes, para tomarme una buena dosis de confianza y abrazarme a la poesía de nuevo.
Tengo el cuaderno, la pluma y al maestro para hacerlo. Sólo me falta dejar atrás el miedo y tengo la certeza de que voy a lograrlo. Una vez más haré de la poesía mi casa.
Mi muy querido amigo y poeta Cristián, escribió un poema donde describe su casa. Esa es mi casa también, el lugar al cual por fin estoy regresando. Para terminar mi blog de hoy, quiero compartirles ese poema.
Mi Casa
Mi casa está enclavada
en el amanecer,
en la alegría
de quien no teme el tacto de la suerte
porque no tiene nada que perder.
Mi casa es fuerte.
En mi jardín florece
cualquier sueño que espera ser cumplido;
los sutiles poemas del destino
cuajan las ramas
del antiguo rosal de la esperanza,
y los frutos prohibidos y los versos
hacen felices a los peregrinos.
En mi jardín no hay bardas.
La luz del día plagia
la obscuridad de mis ventanas,
y el alma lastimada del que pasa
descubre sus heridas
y cura las heridas descubiertas,
y toma lo que quiera sin medidas.
En mi casa no hay puertas.
Mi casa es el refugio
de todos los suspiros extraviados;
de los mitos;
de los atardeceres
que no hallaron camino de regreso;
de los besos
perdidos en la senda del recuerdo;
de la nostalgia y la melancolía:
de los gritos rebeldes
y el místico silencio….
Mi casa es la poesía.
Cristián
Gracias, Carla, poeta.
¡Gracias a ti! ❤
¡Muy bueno! ¿Te importaría ojear mi blog? De verdad apreciaría tu opinion:)
Lo intenté, pero no puedo verlo. Muchas gracias por el comentario.
¡Fascinante!
¡Muchas gracias! 🙂 ❤