Adiós 2013, Bienvenido 2014

Terminó el 2013, ya recibimos al 2014, los alumnos ya regresaron a clases y mientras todo se acomoda, yo reflexiono sobre los días pasados, sobre el año que ya se fue  y también me pregunto como será este año que comienza. El 2013 fue un año de mucho movimiento, aprendizaje y trabajo conmigo misma.  Fue un año para  empezar a desprenderme de mis miedos y volar hacia la libertad que me permitirá hacer realidad el sueño que por años he tenido guardado en un cajón.  Después de haber enfrentado y superado los retos de otros años, llegó el momento de acabar con el desorden dentro de mí.

Ese año comencé a ordenar todo, paso a paso, detalle a detalle, sin prisa.  La primera mitad del año  viví varios momentos de crisis y la mayor parte del tiempo tuve  una rodilla lastimada.  Dejé de correr y nadé muy poco.  Estaba en conflicto conmigo misma y con mi entorno. Mi sensibilidad tragaba miedos y  todo lo que había acumulado en los días difíciles, tenía que sacarlo.  Para sanar mi rodilla tenía que trabajar en mí.

En el 2013 aprendí que dedicarme un tiempo a mí misma  no es ser egoísta: para poder dar lo mejor de mí a los demás, primero tengo que estar bien yo y eso es imposible de lograr si me ignoro.  Así que me esforcé en encontrar mi bienestar de una manera constructiva.  Aprendí a darme el espacio que necesitaba y volví a escribir con constancia, a dedicarle más tiempo a mi jardín que tanto amaba y comencé a dibujar de nuevo.   Comencé a sanar poco a poco.  Para lograrlo también ha sido necesario enfrentarme a mí misma y dejar ir.

A veces nos aferramos a algunas cosas, recuerdos, situaciones y lo que necesitamos para seguir adelante es dejar ir.  Justo cuando creía estar encontrando la tranquilidad, el orden, cuando más segura me sentía, llegó la noticia de la mudanza. Sí, iban a vender la casa en la que vivíamos y teníamos que cambiarnos.  Al principio me quedé congelada, segura de que algo podría hacer y me tomó tiempo entender que era el momento de cerrar un ciclo.  A veces cuando llega algo mejor, nos negamos a verlo porque duele profundamente soltar lo que tenemos.   Y  si no soltamos, simple y sencillamente no podemos avanzar.

A pesar de que tuve mucho miedo al cambio y no quería despedirme de mi jardín, me atreví a soltar, abrí mi corazón y mi mente al futuro, al nuevo ciclo que estaba por abrirse.  La mudanza no fue el único cambio del año que acaba de terminar pero creo que fue el más representativo.   Soltar me ha permitido tomar las oportunidades que llegan.  Aprendí que aferrarse nos ciega, nos impide tomar esas oportunidades.   Me queda claro que no quiero dejarlas pasar por no atreverme a soltar, por mirar al pasado en lugar de abrirme camino en el presente.  Así fue como comencé el 2014, soltando para avanzar hacia mis sueños.

Cada año, a finales de diciembre, llueven deseos de felicidad y prosperidad para el año que está por comenzar.  La mayoría de las personas está llena de energía y propósitos para el nuevo año. Casi todos estamos llenos de   ilusiones y expectativas en enero. Desafortunadamente al llegar febrero o marzo esa energía desaparece, los propósitos se olvidan, las ilusiones se convierten en desconcierto y la decepción predomina.  El año nuevo no parece ser lo que se esperaba.    ¿Por qué el año no es tan próspero como todo mundo deseaba? ¿Por qué los propósitos no se llevan a cabo? ¿Por qué desaparece la energía?

Entonces me vienen a la mente todos los deseos de año nuevo, todos los abrazos.  Casi todos decimos “¡Muy feliz 2014!”, “¡Qué sea un mucho mejor año!”, “¡Qué se hagan realidad tus sueños!”. Por supuesto que lo decimos sinceramente y nos ponemos en manos de la «suerte» o «destino».   Sin embargo, en realidad, un año no es bueno o malo por arte de magia y nosotros no somos los “receptores” de esa magia que nos “regala” un buen o un mal año.  Al escuchar tantos deseos y también al decirlos, me di cuenta de que nos faltaba decir algo mucho más trascendente: “Hagamos de éste un mejor año”, “Luchemos porque sea un buen año”, “Trabajemos para hacer realidad nuestros sueños”.

No me quiero quedar sentada esperando a que algo bueno me suceda. No me quiero quedar sentada viendo como la vida pasa. No quiero ser espectadora ni este año ni los venideros. Por el contrario, moveré cielo, mar y tierra para realizar mis sueños. Sudaré, amaré, sonreíré, lucharé, quizá me caiga, quizá llore y si eso sucede, me levantaré, me reiré a carcajadas y tarde o temprano llegaré.  No esperaré que sea un buen año, decretaré que lo será y mis acciones me ayudarán a que lo sea.  No veré la vida pasar, seré parte de ella y viviré intensamente este 2014 y siempre.

Dicen que “Año Nuevo, Vida Nueva”… ¿Será verdad?   La respuesta está en nosotros.

“Vamos a abrir el libro. Sus páginas están en blanco. Vamos a poner palabras sobre nosotros mismos. El libro se llama Oportunidad y su primer capítulo es el Día de Año Nuevo”.  –Edith Lovejoy Pierce

 

~ por Naraluna en enero 21, 2014.

2 respuestas to “Adiós 2013, Bienvenido 2014”

  1. Me acorde de una frase: «Estar presente, o solo estar.» A estar presentes en esta nueva oportunidad que nos trae el año nuevo. Un abrazo!

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