Facebook en mi vida.
Después de varios meses, por fin, mis manos pueden jugar con el teclado, tienen la libertad para escoger las palabras pues hoy no se trata de traducir ni de transcribir, se trata de contar algo, tal vez. Escribo en el penúltimo día del 2011 después de meses de no tocar mi blog y de sentir que imploto: la falta de oportunidad para escribir hizo que la bomba de mi voz e ideas se moviera adentro y no fue nada agradable. Sin embargo, justo antes de cerrar este ciclo, las palabras aparecen ante mí y la voz, por fin, puede salir…
El tema de hoy será mi vida en Facebook o, mejor dicho, el efecto de Facebook en mi vida. Como todo lo que se trata de Internet, he oído comentarios positivos y otros muy negativos. Se habla del miedo a encontrarse gente que haga daño, se dice que a través de las redes sociales se puede secuestrar más fácilmente a la gente, que conocer a personas vía estas redes es un peligro, y más. Yo, en realidad, pienso que como todo en la vida, tiene sus cosas buenas, y sus cosas malas. Tener o no una buena experiencia en Facebook y otras redes sociales, depende mucho de nosotros. Todo tiene sus riesgos y debemos tomar las precauciones necesarias. Es nuestra responsabilidad qué cosas compartimos y a quienes conocemos. Quiero decir, es como, conocer a alguien en un «antro» o en la calle. Cuando ese extraño se nos acerca, nosotros decidimos si contestarle o no, y en caso de aceptar salir con la persona, tenemos que tomar las medidas adecuadas para no ponernos en riesgo. Claro, en Internet debemos ser todavía más precavidos pues no sabemos quien está «del otro lado de la pantalla».
Facebook ha traído muchas cosas a mi vida. Realmente ha sido un fenómeno para muchos de nosotros. Quizá comenzaré por decir que me da la oportunidad de comunicarme y expresarme con mis seres queridos ya que nunca he sido buena para usar el teléfono. Antes de los e-mails, de MSN Messenger y del Facebook, me costaba mucho trabajo mantenerme en contacto con las personas. Mi aversión al teléfono siempre ha sido grande. Esto no quiere decir que me disguste hablar con las personas, claro que no, me encanta platicar y estar en contacto con las personas que son parte importante de mi vida, pero el hecho de acercarme al teléfono y marcar… pues es para mí una misión casi imposible que rara vez logro llevar a cabo. Para colmo, soy una persona nocturna, generalmente, cuando me llega la inspiración para marcar, ya pasan de las once y pues la mayoría de las personas ya duerme o quiere dormir a esa hora. Así que la aparición de los medios de comunicación cibernéticos me permitieron estar más en comunicación con mi familia y amigos. Sí, para mí Internet ha sido un gran invento.
Me encontré con Facebook en el 2007 gracias a mi hermana, quien me mandó una invitación. En un principio, en realidad no sabía como usarlo y tampoco tenía mucho sentido para mi. Casi no escribía nada, tenía pocos contactos y, principalmente, me dedicaba a jugar, a usar las diferentes aplicaciones que más tarde me aburrieron. Poco a poco eso fue cambiando: mis amigos que viven lejos también empezaron a usar Facebook y a subir fotos. Facebook se convirtió en una forma de compartir fotos sin tener que estar mandando varios e-mails. Muchos de mis amigos /contactos escribían que estaban haciendo en ese momento. Al principio, no escribía prácticamente nada, después se convirtió en otra manera de hablar para mí…
Solía ser muy tímida y cerrada. Al abrir mi cuenta Facebook era sólo una forma de entretenimiento. No escribía mucho y sólo compartía algunas fotos para mis amigos que estaban y siguen estando lejos. No escribía mucho en mi «estado». Con el tiempo eso fue cambiando. Me gustaba leer los «estados» de mis amigos, saber cómo se sentían, que estaban haciendo con sus vidas y poco a poco fui sintiendo la confianza de compartir mis ideas, experiencias y locuras. Abrirme dejó de ser una tortura y empezó a convertirse en algo divertido.
Con respecto a los «extraños», son pocos los «desconocidos» en mi lista de contactos, pero muy de vez en cuando me he arriesgado a hacer amigos vía Facebook. A través de uno de los juegos, conocí a alguien amante del arte, como yo. Nos hicimos amigos «cibernéticos» y semanas después me invitó a la inauguración de la exposición de una famosa escultora y pintora. Por supuesto asistí. Las esculturas me encantaron. Conocí a mi amigo en persona, me presentó a su novia y a sus amigos. Jamás imaginé que entre esos amigos estaría mi futuro marido. Se puede decir que, de manera indirecta, fue a través de Facebook que conocí al hombre con el que casi un par de años después me casaría.
Por medio del Facebook me han encontrado y he encontrado amigos de hace muchos ayeres, amigos de los cuáles creí jamás volvería a tener noticias. Y después de escribirnos algunos mensajes, nos hemos vuelto a ver. Me ha dado la oportunidad de conectarme con mi pasado para vivir nuevas cosas en el presente.
La distancia se acorta. A veces parece que, aunque vivo muchos kilómetros de distancia de mis tíos, de mis amigos cercanos, estamos sólo «a un clic» de distancia. Gracias a las «misiones» de Farmville, mi tía, las niñas y yo trabajábamos en equipo. Nos comunicábamos al organizarnos para «sembrar» y «cosechar», siempre buscábamos ganar el primer lugar. Eso propició que nos escribiéramos muchos mensajes y, aunque hace ya casi un año que dejé de jugar Farmville, el lazo de comunicación que se estableció en ese momento se fortalece más cada día y los mensajes que nos escribimos ahora son más largos y más personales.
Hoy en día sé cómo les va a mis compañeros de la primaria, de la secundaria y de la prepa, de la universidad, de mis anteriores trabajos e inclusive mis ex alumnos han dado señales de vida. Me hace sonreír cuando me escriben, cuando comparten videos, fotos, cuando comentan mis locuras. También en los momentos difíciles he recibido apoyo de personas de quienes no esperaba nada…
He encontrado oportunidades de trabajo y varias puertas se siguen abriendo. No faltan anécdotas, detalles que todavía me sorprenden. En realidad, la mayor parte del tiempo escribo lo primero que se me viene a la cabeza. Curiosamente siempre tengo la sensación de que casi nadie lee lo que escribo y siempre es una sorpresa el encontrarme con alguien que. tengo siglos de no ver y está al tanto de mi vida porque sí me lee en Facebook. Hace unos meses terminé una traducción y salí con prisa al dentista. La «chismosa» que hay en mí escribió justamente eso en mi «estado». En la esquina de mi casa me encuentro a una amiga con la que estoy en contacto solamente en Facebook y me dice: «hola, qué bueno verte en persona y no sólo en Facebook, qué bueno que ya terminaste la traducción».
Afortunadamente mis experiencias han sido en su mayoría muy positivas. Para mí, lo importante es cuidar lo que comparto. Lo que no quiero que nadie se entere, jamás lo publicaré. Por más protegido que esté mi Facebook, nunca se sabe quién pueda leerlo y queda claro que Internet jamás ha sido un buen lugar para guardar secretos. No me gustan los chismes, los comentarios negativos, hablar mal genera violencia. Por el contrario, para mí es un lugar para compartir lo bueno que hay en la vida, para dar ánimos y buscar hacer sonreír a los demás.
Para terminar, hay una función de Facebook que descubrí hace tres meses y, debo admitir que es, quizá, la más mágica de todas aunque para muchos parecerá la más absurda. Tal vez antes yo también habría dicho: «¡Qué ridículo!». Hoy, no podría decir eso. Alguien muy cercano murió hace unos meses. Como suele suceder cuando se trata de la muerte, nadie se lo esperaba. Me sentía muy mal. Estaba trabajando, sentada frente a la computadora cuando recibí la noticia. Me tomó un tiempo encontrar la calma, detener la tormenta en mis ojos. Después, en medida de lo posible, me tranquilicé un poco y al ver su página en Facebook decidí escribir en su muro. Le escribí que lo extrañaría y también escribí para dar la noticia a todos sus amigos. A pesar de que ya no estaba con nosotros, escribirle fue una oportunidad de «enviarle» mi mensaje. No fui la única. Después de mi mensaje, hay más de veinte mensajes de todas las personas que lo queremos. Los primeros fueron de despedida. Muchos encontramos en su muro una manera de decir adiós, de decirle cuánto lo extrañamos, de expresar nuestra tristeza. Ahora se ha convertido en una manera de compartirle nuestros sentimientos. Sabemos que ya no está en este mundo, pero ver su foto, escribir en su muro da alivio, da paz y abre la puerta para expresar los sentimientos que a veces uno se guarda por no tener a quién decírselos o no saber cómo decirlos… y así uno se siente mejor. Somos varios los que ocasionalmente seguimos escribiendo en su muro, compartiendo la tristeza que nos da su ausencia así como las cosas buenas que él nos dejó. No estamos solos e indirectamente nos ayudamos a sentirnos mejor, a dejar ir la tristeza y a mantenerlo vivo en nuestros corazones. Nuestras palabras en su muro nos ayudan a sanar. Es un lugar en el que sentimos que podemos encontrarlo, un lugar «físico-virtual» que nos permite dejarle nuestros mensajes.
Facebook puede ser muchas cosas buenas o muchas cosas malas. Todo depende del giro que le demos, de lo que publiquemos… Sé que son muchos los factores, lo sé; sin embargo, a pesar de toda la mala fama que para muchas personas Facebook tiene, a mí me ha dado grandes oportunidades y eso realmente lo agradezco.
Gracias por compartirnos esta parte de tu vida , mi querida amiga. Yo tambien de alguna manera tengo que agradecerle al «Face» el haberme encontrado y re-encontrado con personas muy importantes en mi vida.Se podria decir que aql igual que tu soy algo nocturna y pues cuando quieras aqui estoy pa’ platicar … estamos a dos horas de diferencia, asi que a mi no me despertaras.
Que bonito conocerte un poquito mas …se te quiere.
Gracias por tus palabras querida amiga, tenemos mucho que platicar.
Te quier mucho y te mando un muy fuerte abrazo.