Una noche de poesía…
¿Dedicar una noche entera a escuchar poesía? Fue lo primero que me vino a la mente cuando me encontré con el evento en Casa de Francia: Noche de la Poesía Francófona el 12 de marzo de 2016. Comenzaría a las seis de la tarde y terminaría a las seis de la mañana. He pasado muchas noches en vela por insomnio, por escribir o leer, por ir a fiestas, ¿por qué no dedicar una noche entera a la poesía? Tenía que ir, me resultaba inimaginable perderme ese evento. Me emocionó que mi familia quisiera acompañarme.
El sábado apenas terminamos de comer nos fuimos a la Casa de Francia, no pudimos llegar a las seis, llegamos pasadas las ocho y media. La entrada era libre. En el Foro Principal estaba por terminar un concierto. En el transcurso de la noche habría varios eventos, muchos de ellos, simultáneos. Tendrían lugar en los diferentes foros y salas de la Casa de Francia.

Programa de la Noche de la Poesía Francófona
Nos resultaría imposible participar en todos los eventos, pero ya teníamos una idea de en cuáles queríamos participar.
Había mucha gente en el lugar. ¡Éramos muchas las personas dispuestas a pasar una noche de poesía! Cabe mencionar que no era necesario hablar francés para disfrutar de esta noche pues la mayoría de los eventos se realizaron en francés y español ya fuera por medio de lecturas bilingües o subtítulos.
Antes de las nueve ya estábamos formados para entrar al foro 1 para ver «Je t’aime, yo tampoco», a cargo de Angélica Aragón, Arcelia Ramírez, Ianis Guerrero y Jean-Christophe Berjon. Siempre he admirado a Angélica Aragón. Me emocionaba mucho verla leer poesía. Ella y Arcelia Ramírez son grandes actrices y sus trabajos son de calidad. Las admiro y no dudé en entrar a verlas. No alcanzamos lugar para sentarnos, pero eso no fue problema pues estábamos cerca y teníamos buena vista al escenario. Los cuatro oradores vestían de negro y ambas mujeres llevaban el pelo recogido. Me gustó mucho su imagen y su manera de moverse en el escenario. Se notó que trabajaron en esta puesta en escena y nos dieron un espectáculo extraordinario. No se trató sólo de leer poesía, sino de vivirla, apropiarse de ella como si ellos la hubieran escrito. Nos hicieron sentir cada palabra ya fuera para disfrutarla o sufrirla. Leyeron por parejas. Comenzaron con Femme Noire (Mujer Negra) de Léopold Sédar Senghor, después siguieron con Guillaume Apollinaire, Gaston Miron, Louis Labé. Entre mis favoritos estuvo el breve pero hermoso y delicioso poema L’Amoreuse (La Enamorada) de Paul Éluard. Leyeron también una poesía de Renée Vivien y después Sonnet du Trou du Cul (Soneto al Hueco del culo) de Paul Verlaine y Arthur Rimbaud que nos sacó unas risas discretas a varios de los que estábamos ahí presentes. Pero no todo fue delicioso, con Le Condamné à Mort (El Condenado a Muerte) de Jean Genet empezó a cambiar el tono y sentirse el dolor en la poesía. Cuando Jean Christophe Berjon dijo los primeros «Ne me quittez pas» (No me dejes) del poema del mismo nombre de Jacques Brel, se me empezaron a salir las lágrimas. En su voz se percibía el sufrimiento y con cada palabra yo sentía que me rompía, era un golpe imposible de esquivar. Arcelia Ramírez lo leyó en español y se desmoronaba con cada «no me dejes». Volví a llorar. Sufrí en dos idiomas. Seguido de este poema, llegó «La Séparation» de Marceline Desbordes-Valmore en la voz de Angélica Aragón primero. «Il le faut, je renonce à toi» (ES necesario, renuncio a ti)… y mientras Angélica miraba a Ianis Guerrero sentía esa desesperación que llega cuando una relación se acaba pero la esperanza de mantenerla viva sigue y le decía: » Mon coeur encor ne se rend pas» (Mi corazón todavía no se rinde), yo lloraba conmovida. La versión en español conservó la misma fuerza y yo los miraba agradecida por esa impecable actuación, por ese instante de versos infinitos con los que comenzó mi noche de poesía.
Ya casi para terminar, los cuatro juntos leyeron Il n’y a pas d’amour heureux (No hay amor feliz) de Louis Aragon.
Il n’y a pas d’amour heureux VIDEO
Cerraron con la conocida canción Je t’aime, moi non plus, la cual es famosa por ser demasiado cursi ( a muchas personas no les gusta por eso); sin embargo, ellos la interpretaron de manera diferente, con mas intensidad y, me dio la impresión, que mofándose un poco del estilo cursi de la original. Me divertí con esta nueva versión y me pareció que ellos también lo hicieron. Fue un cierre inesperado y genial. No dejamos de aplaudir cuando terminaron. Y todos los espectadores fuimos muy respetuosos durante las lecturas: no sonaron celulares, no hubo interrupciones de ningún tipo. Me encantó ser parte de un ambiente de respeto y amor a la poesía. Ese ambiente prevaleció en los eventos en los que estuve presente.
A las diez, en el foro principal, comenzó Cristal Automatique, concierto literario de BabX, cuyo nombre es David Babin. Me encantó su propuesta. Musicalizó los textos de poetas como Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire, Jean Genet, Antonin Artaud, Jack Kerouac. Me conquistó su voz y su estilo tan original del ritmos variados. Me sentí feliz, llena de energía y entusiasmo, con la sensibilidad a flor de piel. Me dieron ganas de bailar en esa noche sin viento ni luna, de palabras y silencios, de vigilia con rimas.

Cristal Automatique, concierto literario de BabX, Noche de la poesía francófona en México.
El evento que escogimos para las once de la noche fue el Deambular Poético con François Olislaeger a través de la exposición sobre Marcel Duchamp y la lectura bilingüe con Jaime Moreno Villarreal de poesías surrealistas. Siempre me ha gustado mucho el surrealismo. François Olislaeger leyó algunos fragmentos de su libro: Marcel Duchamp. Un petit jeu entre moi et je. Después hubo una lectura bilingüe de poemas surrealistas. François Olislaeger leía en francés y Jaime Moreno Villarreal en español. Antes de leer cada poema, Jaime hablaba un poco sobre la época en la que se escribió el poema y también lo explicaba. No me arrepiento de mi elección pues disfrutamos mucho esta sesión. Después recorrimos la exposición sobre Marcel Duchamp.

Exposición sobre Marcel Duchamp
A medianoche en el Foro Principal se presentó «Mourir Tendre» de Guy-Régis Junior. Hèléne Lacroix lo acompañó con el piano y también declamando una parte de esta obra. Amo el francés, su sonido me emociona y esta poesía fue muy intensa. A pesar de que no tuvo traducción, impresionó también a mis adolescentes. Me quedé con escalofríos en la piel y con ganas de leer «Mourir Tendre» en soledad, despacio y más de una vez. Quiero comprar este libro y también ver la interpretación de nuevo. Quiero sentir la angustia del piano, la poesía de la agonía y el amor.
Nuestras adolescentes estaban exhaustas. Mi marido las llevó a la casa y yo, por fin, tuve unos minutos para sentarme y descansar un poco. La noche me abrazaba y yo estaba feliz.
A la una de la mañana alcancé lugar para la lectura en la oscuridad en el foro 2. Era un cuarto oscuro con una pantalla grande. Todos estábamos sentados. Quienes leerían los poemas estaban sentados entre nosotros, los espectadores. Empezó la sesión con una voz que emergía de la oscuridad recitando un poema dedicado a la noche de Henri Michaux, los subtítulos se veían en la pantalla. Le siguió Alta Vigilancia de Luis Vicente de Aguinaga. Se leyeron poesías de Bernard Dadié, Francisco Serrano, Guillaume Apollinaire, Léopold Sédar Senghor, Jaime Sabines, Charles Baudelaire, Blanca Luz Pulido, Émile Verhaeren, Paul Verlaine, Léon-Paul Fargue, Philippe Jacottet. Algunas veces cerraba los ojos y dejaba que las voces me guiaran. Uno de mis momentos favoritos fue la lectura de La Nuit de Mai de Alfred de Musset, se trataba de una conversación entre el poeta y su musa. De un lado de la sala se escuchaba la voz del poeta y del otro, la de su musa. Fue romántico, fue emotivo, fue maravilloso. De la oscuridad salían las voces perfectas, llenas de música y yo no quería que pararan. Cerraron con Nuit d’eté de Émile Nelligan y À Laudes (VI) de Jean Racine. Hubo muchos aplausos. Me tardé en levantarme de la silla pues quería más. Antes de salir del foro, le pregunté a una de las organizadoras si tenían el programa con los nombres de los poemas que se le leyeron y me dijo que no; sin embargo, me dio las hojas numeradas con los poemas de esa sesión. ¡Me quedé con todos los poemas! ¡Qué gran regalo me dio! Quería la lista para buscar los poemas y leerlos con calma después y ella me los dio todos. Ahora puedo leerlos cuando quiera en ese mismo orden mágico. Salí sonriendo de oreja a oreja.
Después de eso conseguí un boleto para una lectura íntima con Guy-Régis Junior. ¡No podía creerlo! La lectura íntima es una sesión de poesía privada entre el autor y el lector ahí presente. Sólo daban 0cho boletos por autor a las primeras ocho personas que llegaran a pedirlos. ¡Y yo había conseguido uno! También a mi marido le tocó un boleto. Mientras esperábamos nuestro turno, nos sentamos a escuchar el concierto de Chloé Delaume.

Chloé Delaume
Me puse nerviosa cuando llegó mi turno para la lectura íntima. Fue en una sala pequeña, a la luz de las velas. Sólo había una mesita y dos sillas. Frente a mí estaba Guy-Régis Junior listo para leerme un poema. Me leyó algo del René Philoctete, del libro Ces Îles qui Marchent. Me quedé petrificada en la silla. Lo escuchaba extasiada. ¡Guy-Régis Junior me leía a mí! Me mostró el libro de René Philoctete. Sólo lo miraba sonriendo, me sentía tímida y torpe. Logré darle las gracias y felicitarlo. Nunca había vivido algo así. Me siento muy afortunada por haber tenido esa experiencia.
A las tres de la mañana Laurence Ouellet-Tremblay nos compartiría sus poesías. A pesar de la hora, había como veinte personas en el foro. Nosotros nos sentamos hasta adelante. Laurence Ouellet-Tremblay ya estaba ahí y estaba sorprendida de ver a tantas personas. Nos saludó como si ya nos conociéramos. Sus poemas eran breves pero contundentes. Al principio me costó un poco de trabajo asimilar su estilo, después encontré el sabor de su poesía. ¡La noche se acababa y yo no quería irme!

Laurance Ouellet-Tremblay
Nos quedamos un rato más. Iba a haber una tocada colectiva a las cuatro, pero no fue así. Hubo café y conchas gratis para quienes quisieran. Pusieron música y bailamos un poco mi marido y yo. Miré a la jacaranda violeta que iluminaba la madrugada. Me sentí afortunada, muy afortunada.
Sin dudarlo volvería a quedarme despierta toda una noche para llenar mi alma de poesía…
Dans la nuit
Dans la nuit
Je me suis uni à la nuit
À la nuit sans limites
À la nuit.
Henri Michaux