De Aguaceros, Reconstrucciones y Flores.
Algunas veces lo que parece una tremenda tempestad resulta ser lluvia que renueva y limpia, lluvia que refresca. En estos días me tocó sentirla. Primero me pareció implacable y profunda; empapada creí que sería el preludio de una ineludible pulmonía.
Quise arrancarme el peso que cargaba, alejarme de mis decisiones, esconderme en un mundo de silencio donde no fuera necesario convivir con nadie. Estaba extenuada y me lastimaba el ruido de los ideales que se marchaban con el viento, la imagen que no podía desaparecer de mi mente. Hay efímeros minutos en los que todos deseamos tener amnesia, borrar ciertos recuerdos y avanzar como si nada pasara; como si eso nos hiciera sentir menos rotos o fracasados.
No soy una fracasada pero en esos efímeros minutos sí me sentí un fracaso y rota todavía lo estoy, un poquito: para reconstruirse hay que romperse primero.
Así, un poco rota y un poco triste, abrí mis brazos a la lluvia y dejé que me renovara. A pesar de los difíciles retos de estos días, mi autocontrol ha mejorado y he podido enfrentar las circunstancias con calma. Eso me ha ayudado a estar más en armonía conmigo misma. Aunque estoy agotada, me siento ligera.
He aprendido a navegar en este aguacero. Cuando todo parecía derrumbarse, las personas me sonreían en el pesero, un día hasta el conductor me hizo reír y el ejercicio me ayudó a encontrar el equilibrio.
Además fue la semana de la Feria de las Flores de San Ángel. Cada año espero con mucha emoción a que llegue este evento. Hay conciertos gratuitos, muchos puestos para comer, venta de artesanías y una gran cantidad de flores que me alegran el alma.
El jueves fui con una amiga muy querida y su mamá. Esa tarde estuvo llena de sol y me sentí muy apapachada. La comida estuvo muy rica y rodeada de una plática muy agradable. Después paseamos por los diversos puestos y nos encontramos uno con unos cuadernos increíbles (son mi debilidad). El señor que atendía el puesto da clases para aprender a encuadernar. Mi amiga y yo nos miramos emocionadas, las dos pensamos lo mismo: tomar ese curso como parte de nuestro proceso creativo y para los proyectos que queremos realizar.
Tener un nuevo proyecto y un nuevo objetivo fue una buena dosis de energía que me ayudó a sobreponerme.
Vimos una hermosísima Flor de Loto y nos tomamos fotos con un búho. Terminamos el día tomando un sabroso café americano sentadas en el pasto y sonriéndole a la vida.
Desafortunadamente este año la Feria sólo duró una semana. Para nosotras se ha vuelto una tradición ir cada año, es algo que siempre disfrutamos mucho.
Me hizo bien esta lluvia con apariencia de tempestad. Ha sido dolorosa pero también restauradora. Delante de mí hay un camino brillante. Tengo la certeza de que eventualmente llegaré a la meta.