Hoy no.

Hoy  es uno de esos días en los que cada vez que intento escribir la pluma se niega a moverse. Las oraciones se quedan inconclusas y me invade la frustración. Ya no recordaba lo que era sentirse así.

No me acomodo con ninguna palabra: mis ideas se rebelan y mi pecho está oprimido. Tengo la necesidad y la voluntad de expresarme pero de nuevo me ataca la voz que me dice: «Tonterías, todo lo que se te ocurre son tonterías».  Entonces miro las oraciones que no terminé, la hoja que está casi en blanco y me siento llena de nudos. ¿Cómo escribir con esta sensación de desaliento, con este sentimiento de inferioridad?

No me gusta jugar a las escondidillas con las palabras. No me agrada que la pluma guarde silencio. Me siento desconectada, dividida, incómoda, en conflicto…

Me imagino a la Nada de la Historia Interminable (Michael Ende) comiéndose mis sueños y dejándome naufragar en la negrura.

Quiero dormir pero parece que ya olvidé como hacerlo. Otra vez cierro los ojos y me quedo esperando a que llegue el descanso, a perder la consciencia por unas horas, pero eso no sucede. En las noches permanezco alerta y me asusta la luz que se filtra por el hueco de la persiana.

Abro los ojos con el cansancio en el cuerpo y me aturde la desconfianza con la que amanezco. Me tomo un café cargado durante el desayuno.  El dolor de cabeza disminuye un poco  y me pongo a leer.

Salgo a la calle. El sol me intimida y busco un lugar donde refugiarme. El canto de los pájaros anuncia la llegada de la primavera y eso me alivia un poco.

Voy al jardín y veo que mis flores están libres de cochinillas. Agradezco que por lo menos un día hayan dejado de molestar. Una de mis nochebuenas decidió apagarse.  Regresa el nudo a mi garganta.

Nochebuena :(

Nochebuena 😦

Busco palabras que concreten mis ideas; justo cuando creo haberlas encontrado, se ríen de mí y desaparecen.  Dolida me quedo mirando la hoja en blanco.  Entonces recuerdo mis días de poeta (no, nunca voy a usar la palabra poetisa, no me gusta) y me pregunto cuándo fue la última vez que escribí un poema. No tengo idea, sólo sé que fue hace muchos años. Le temo a mi poesía.

Hoy todo me da nostalgia, melancolía, miedo y cansancio. Me duelen los ojos y se me tapan los oídos. Me duelen las articulaciones y busco mi voz en la música gótica y oscura de mi computadora.

Llega la noche que tanto amo y extraño los conciertos de los grillos cerca de mi ventana.

Tal vez mañana las ideas dejen de rechazarme y las palabras sí quieran abrazarme..

Hoy quisiera acurrucarme en la luna, liberar mis lágrimas y descansar.

Luna

Luna

~ por Naraluna en marzo 3, 2015.

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