Un día de asueto en la ciudad

A veces las palabras pesan y me cuesta trabajo dejarlas salir, verme reflejada en ellas.

La semana pasada fue fría, con mucho viento y me sentí gris la mayor parte del tiempo. Después de mi batalla contra un largo insomnio, me quedó la debilidad en el cuerpo y tenía sueño la mayor parte del día. Mi intestino resintió tanto la falta de sueño como de ejercicio (no se puede hacer ejercicio si uno no duerme bien, si no uno no descansa).  Además fue una semana de enfrentarme a mí misma y escribir palabras que hicieron sangrar a la pluma. Para cerrar con broche de oro , el viernes tuve la mala idea de comer pizza y no quiero ni recordar lo mal que reaccionó mi intestino.

Afortunadamente fue un fin de semana largo, un fin de semana con lunes incluido. En verdad necesitábamos este día de asueto. Hoy fue el lunes perfecto para pasear por la ciudad, esta maravillosa ciudad.

Nuestras hermosas adolescentes ya tenían planes con sus amigas para este día; por lo tanto, mi esposo y yo aprovechamos para salir juntos, escapar de la rutina, pasear los dos solos como teníamos mucho tiempo de no hacerlo.

A mi esposo se le ocurrió visitar el kiosco de San Cosme, el único decorado con arte morisco en la ciudad.  En el curso de lenguas romances que estoy tomando, hemos visto un poco del arte y cultura árabes, por lo cual me encantó la idea. Yo ni siquiera sabía que había un kiosko de arte morisco en la ciudad.

Kiosco de arte morisco

Kiosco de arte morisco

Kiosco de Arte Morisco

Kiosco de Arte Morisco

Cuando llegamos a la plaza no había mucha gente. Nos tocó ver a una quinceañera en su sesión de fotos y a unos jóvenes practicando una coreografía con música de ABBA y la chava que cantaba lo hacía muy bien.

Alrededor del kiosco había muchas jacarandas, las cuales amo. Esta es la época del año  en la cual se cubren de violeta, color con el que se visten sólo unas pocas semanas al año en víspera de la primavera.

árboles

El kiosco tiene ocho lados. Está decorado con grecas, vegetales y el símbolo del agua. En el centro tiene una cúpula con una pieza de 16 secciones en forma de roseta que simula una rosa de los vientos.

Kiosco morisco

Kiosco morisco

kiosco

A través de sus arcos se ve el cielo con las jacarandas, la calle, la plaza.

Kiosco

Kiosco

Afuera, en la parte superior, está la bandera de México justo arriba del escudo con un águila republicana y al lado de la bandera, hay otra águila grande y de metal.  Cuando el viento abre la bandera, se pueden ver las tres águilas al mismo tiempo, lo que nos conmovió a mi marido y a mí.

Águilas y Bandera

Águilas y Bandera

Águilas y Bandera

Águilas y Bandera

Conocimos a una pareja de personas mayores que estaba sentada al lado nuestro.  Ambos tomaban plácidamente el sol y se veían muy en paz con ellos mismos. Sonriendo nos contaron lo bien que les había caído este día de asueto y lo mucho que les gustaba ir a ese lugar en los días de sol (la esposa, al igual que yo, es muy friolenta).  Me gustó mucho conocer a una pareja tan agradable y que se ve feliz. Me imaginé así en el futuro, sentada al lado de mi marido, disfrutando del sol, de la naturaleza y de su compañía, en armonía, en paz.

Después fuimos al Monumento a la Revolución en Reforma.  Aunque lo remodelaron ya hace algunos años, no habíamos ido.  No sabíamos que adentro del monumento hay un café: Adelita Café. Nos sentamos en las sillas que están al aire libre, con vista a los diferentes ángulos del monumento  y frente al elevador que lleva al mirador.  Fue raro estar a la vista de todos, pero también divertido. El lugar está acogedor y con gusto regresaría.

Adentro del Monumento a la Revolución

Vista desde el café adentro del Monumento a la Revolución

Café Adelita

Café Adelita

Expresso doble cortado

Expresso doble cortado

Adelita Café

Adelita Café

image

Adelita Café

Con respecto al mirador, yo no sé si me atrevería a subir, creo que me daría mucho vértigo. Frente al café está la tienda del monumento, venden cosas interesantes como rompecabezas de la revolución, cerillos con los revolucionarios de portada, imanes, cuadernos, playeras, marionetas, tazas.  Me gustaron las tazas.

monumento a la revolución

Caminamos al otro lado del monumento y tomamos varias fotos. Con el cielo despejado y el sol, el monumento resplandecía.

Monumento a la Revolución

Monumento a la Revolución

De ahí caminamos a la Especial de París, una heladería que tiene más de noventa años. Conocí este lugar gracias a mi marido hace algunos años y coincido con él: no hay un mejor lugar para comer helados en toda la ciudad que ése.

La Especial de París

La Especial de París

La Especial de París

La Especial de París

Nos consentimos comiendo el mejor helado.  Además de los típicos sabores, aquí tienen otros que jamás me imaginaría comer en helado. Una vez nos dieron a probar un helado de tocino (con un poco de miel maple), no puedo negar que fue muy raro pero también agradable.  Ese fue un experimento y rara vez lo tienen.  Tienen helado de té verde, nieve de jengibre y esta vez me consentí con un helado de olivo con nuez de la india, arándanos y piñones.  Jamás me habría imaginado un helado así y no pude resistirme.  Fue un sabor elegante, dulce pero no tanto y, para mí, suculento. Mi marido pidió un ice cream soda de hierbabuena con limón. No sólo estaba rico sino muy refrescante para este clima tan cálido.  No pude resistir la tentación y también pedí una nieva de frutos rojos, es de mis favoritas.  Es una delicia ese lugar, una verdadera delicia.

Le Especial de París

Le Especial de París

La Especial de París

La Especial de París

Helado de olivo con nuez de la india, arándanos y piñones.

Helado de olivo con nuez de la india, arándanos y piñones.

Helado de frutos rojos

Helado de frutos rojos

Por último comimos en un restaurante argentino, El Sencillito, en Dr. Vértiz. Nada como tomar una cerveza oscura en un día soleado acompañada de una carne bien cocida y una interesante plática sobre las diferentes lenguas y culturas.

El Sencillito

El Sencillito

El Sencillito

El Sencillito

Por fin me sentí relajada, en armonía y renovada.  Siempre hace falta dedicar un día a pasear, a descubrir y redescubrir la magia de nuestra ciudad, esos lugares que a veces olvidamos o ignoramos que existen. ¿Y qué mejor que compartirlos con la persona que amo?

Se acabó un día de asueto y debo seguir trabajando para combatir mis demonios y dejar de temerle a las palabras. Espero que todos tengan una muy buena semana.

~ por Naraluna en marzo 17, 2015.

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