Cartas para Nadie. Cuadragésimo Novena Carta. Compulsión y Emociones.
Domingo 2 de julio 2023
¡Hola! ¿Cómo estás? Yo, agradecida por los días frescos. Ojalá no vuelva el calor asesino.
En mi última carta te mencioné mi crisis de ansiedad, quedé en hablarte más de ella y me cuesta pues acabo de comerme tres donas en menos tiempo del que te imaginas. Siento vergüenza de mostrarte mi personalidad compulsiva.
Desde el viernes no he podido controlarla. Sabes, Nadie, si no estuviera tan consciente de mi personalidad adictiva o si no tuviera tanto miedo a perder la salud, quizá hace varios ayeres me habría hecho esclava del alcohol y del cigarro también. Pero estoy entera a pesar de mis debilidades, soy valiente para aceptarlas y fuerte para sobrellevarlas.
En los meses de confinamiento por la pandemia, encontré calma en el pan dulce y los postres. Hoy en día es mi forma tóxica de consolarme: si los como se intensifica mi ansiedad; si no lo hago, también.
No te asustes, Nadie, estoy sanando despacio. Antes del viernes, comí bastante bien. Concentré mi energía en hacer las cosas que tenía pendientes, en leer, en jugar con mis perritas. Logré mantenerme lejos de la tentación por cuatro días.
Como te dije la vez pasada, no es un asunto de fuerza de voluntad, sino de llenar vacíos. Necesito hacerlo de manera saludable trabajando en mis miedos, duelos, autoestima, aprehensiones.
Esta crisis es parte de mi proceso para estar bien. Sí, entiendo que no lo parece porque es un proceso largo, doloroso, desgastante. Busco mirarme a mí misma con amor, en un espejo limpio de juicios, de culpas innecesarias, de reflejos retorcidos; un espejo donde pueda ver mi sonrisa.
Estoy segura de que hay una mejor forma de abrazarme que con donas y pasteles. Llegaré a ella porque no me quedo en el suelo cuando me caigo. Sin importar cuánto me tarde, yo me levanto.
A partir de hoy, les abro la puerta a mis demonios. Eso sí, uno a la vez. No me interesa agredirlos ni desaparecerlos, sólo quiero reconocerme en ellos, perdonarme y dejarlos ir: soy yo quien se ha aferrado a ellos y no al revés.
La pluma y los cuadernos, como bien sabes, son mis salvavidas. En uno, el diario de mi intestino, llevaba un registro de mi relación con los alimentos. Lo empecé en el 2016 para recuperarme, junto con el apoyo del nutriólogo, de una colitis crónica severa. He decidido volver a él. Me acercaré a la meta un pequeño paso a la vez. No, Nadie, no me someteré a dietas rígidas ni estresantes. Tampoco voy a contar calorías ni a obligarme a perder un determinado número de kilos a la semana. Mi objetivo es aprender a comunicarme con mi cuerpo, reconciliarme con él, dejar de lastimarme.

Sé que puedo lograrlo. Para mí ya no tengo insultos ni expectativas imposibles y eso, querido Nadie, es un gran avance.
Me despido con una foto del cielo amoroso de mi ciudad. Espero que te guste.

Un abrazo,
Carla

Admiro tu valentía. Estoy aquí para apoyarte. Eres fuerte y valiosa. Siempre cuentas conmigo.